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Patrimonio intangible

FORMADO POR AQUELLOS BIENES DE CARÁCTER INMATERIAL, CUYO VALOR COMO EXPRESIONES DE LA CULTURA RELIGIOSA, LOS CONVIERTE EN TESTIMONIOS REPRESENTATIVOS DE UNA LOCALIDAD O REGIÓN. INCLUYE LAS TRADICIONES RELIGIOSAS, LAS FESTIVIDADES POPULARES, LA MÚSICA, LA LITERATURA, LAS COSTUMBRES, LOS LOCALISMOS IDIOMÁTICOS, ETC.

FIESTA PATRONAL DE LA VIRGEN DEL CARMEN DE NOGOYÁ

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Un pueblo que canta y camina

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En medio del monte de Montiel refugio de fieras acechantes, pueblos originarios desplazados y familias añorando futuro, el P. Quiroga y Taboada levantó un humilde rancho que fue la capilla de la Señora del Carmen . No teniendo imagen, él mismo la talló en una madera del monte cercano.

           

No es su tamaño, no. Sólo mide 0,88 cm; no son sus rasgos mestizos y su cabello color noche que la hacen única en el mundo, ofreciéndonos protección a través de su Escapulario; no son las joyas que le ofrendaron sus hijos para embellecerla; no...

          

Nada de eso explica que desde hace más de 200 años su pueblo la venere casi de manera espontánea cada 16 de julio, cuando a la hora de la siesta, la saca a recorrer las calles de su existencia.

          

Recibe allí pedidos, acciones de gracias, ruegos. Todo se junta y en esa comunión de casi 20.000 almas en una ciudad de 25000 habitantes, emoción y oración toman cuerpo para procesionar tras ella.

          

Elevar el pañuelo blanco para saludarla, mirar la imagen como si a la misma Madre de Cristo se estuviera mirando, se vuelven al unísono lágrimas de emoción y fe que acompañan los ruegos personales: por lo que pasamos,  por lo que sufrimos, por lo que nos espera; por los abuelos, los hijos y nuestras familias… y así está sucediendo desde 1782 cuando aquélla imagen tallada en Entre Ríos, en Entre Ríos se quedó.

          

Aún en años de inundaciones del Arroyo Nogoyá inmediato, aún en las guerras federales de nuestros caudillos, algunos de los cuales llevaron su escapulario, aún en tiempos de viruela o de tifus, se la sacó a pasear a la Patrona.

 

Y vinieron procesiones de otros lados, y el Santo Padre elevó a la modesta iglesia y la convirtió en Basílica, valorando aquélla manifestación de fe que cada 16 de Julio recibe. Y siguió creciendo y los milagros concedidos por su intersección, convirtieron al lugar en Santuario Argentino.

   

Allí está, con su hijo crucificado detrás, en lo alto, como mostrándonos que a través de Ella podemos llegar al Hijo… Y nos sigue esperando, con el escapulario en la mano como ofrenda de protección para quien quiera llevarlo.

        

En el centro de Entre Ríos, hay una luz que nos guía, una Madre que espera  ver a sus hijos, a ver si el próximo 16 de Julio se vuelve a producir el milagro de que volvamos a Cristo.

 

                                                                                                                                                                                                    Colaboración de Silvina Cepeda de Pazo

       Historiadora

           Miembro de la Junta de Estudios históricos de Entre Ríos

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